Lo que he aprendido sobre mi Arte gracias a la gente, en más de una década de creación. Los cuatro pilares:

  • Fuerza: Muchas personas que tienen mis obras Wild Animals me han dicho que suelen ponerlos en el pasillo. Porque los animales les devuelven la mirada y les dan energía para afrontar el día.
  • Curación: Algunos psicólogos me dijeron que utilizaban mis obras en sus terapias. Los pacientes miraban los cuadros mientras guiaban su mente. Algunas personas han escrito para agradecerme que les haya ayudado a superar la depresión. Con el acto de observar-se.
  • Paz: Varios sanitarios han utilizado mis cuadros para decorar salas de espera y relajar a los pacientes.
  • Gratitud desde el corazón: una madre encargó el cuadro “Heart Tree” para regalar como agradecimiento al equipo de cardiólogos que le salvaron la vida a su hijo.

Estas cuatro experiencias escapaban a mi entendimiento. Hasta un momento concreto de mi vida (agosto de 2024), no entendía bien mi creación.

¿Qué veían estas personas que yo no veía? ¿Qué me faltaba? Algo debe separar las formas, la belleza, la imagen… de curar la depresión.

Lo entendí. Detrás de los cuadros hay una emoción, una historia sutil que lograron ver y que les acompaña.

Siempre empiezo a dibujar desde abajo, normalmente con miedo y con trazos vacilantes llenos de nervio, ese trazo descarga energía sobre el siguiente, que ya está firme y relajado… hasta llegar arriba, donde todo es fuego y energía.

No lo había entendido hasta ahora y después de una década, entendí por qué hago Arte, quién soy y para quién:

Creo Arte para unir e inspirar a las personas, para que creen vínculos consigo mismas y con la Naturaleza, para crear emociones hermosas. Porque el cambio empieza por uno mismo y desde el propio hogar.

Y si esto lo hemos construido en una década, ¿qué no podríamos hacer todos en toda una vida?